Loading...

Una Navidad sin las disculpas de Albert Rivera

EL PATIO DIGITAL

Àlex Tort Redactor

A estas horas se habrán hartado de comer. También de aguantar al cuñado que sabe de vinos, el que en cada comida de Navidad siente la necesidad de recordar que el vino blanco es para los mariscos y el tinto para las personas. “¿Con quién vais a pasar la Nochebuena? ¿Con vuestros seres queridos o con vuestra familia?”, provoca @andrestrasado. Pero quedan más festines. El de Fin de Año y el de Reyes, mínimo. Y si se vive en Catalunya, el de Sant Esteve, que los catalanes somos mucho de canelones y de la cultura del reaprovechamiento de las sobras del día anterior. Ni un paper a terra, ni un cacho de carne sin serrar.

Imagen de archivo de Albert Rivera

.

Ismael Herrero / Efe

Los rituales, las repeticiones están en el orden del día en estas fechas. Odiar la Navidad o a la gente que la celebra, también. O más bien, hacer ver que lo odias todo, especialmente en las redes, que bien mirado de Scrooge o de su copia de cuerpo de pera, el Grinch, no tenemos tanto como queremos aparentar.

Así que todos los años, desde hace un tiempo, corren los mismos motivos. Y nos los hacemos nuestros. El primero: un clip del comediante cubano Guillermo Álvarez Guedes cantando “me cago en el año viejo / me cago en el año nuevo / me cago en el arbolito / y me cago en ti”. Unos versos que ya va siendo hora que se le reconozcan al mexicano Mike Laure.

El segundo: el pequeño fragmento de una carta de Johanna a su hijo Arthur Schopenhauer de 19 años, de poco antes de la Navidad de 1807, en que le deja claro que cuando la venga a ver deje de dar la tabarra, que la tiene quemadísima con sus filosofadas, que está hasta la coronilla. “Puedes quedarte a cenar conmigo, siempre que te abstengas de tus penosas disputas, que se me hacen molestas, así como de todas tus quejas sobre este estúpido mundo y la miseria humana, porque todo eso me hace pasar mala noche o tener pesadillas, y a mí me gusta dormir bien”, le escribe. El “Niño / deja ya de joder con la pelota” de Serrat elevado a la máxima potencia.

Este año, sin embargo, hemos tenido alguna novedad navideña. Manuel Valls hacía tiempo que no salía a escena y ahora es ministro de los territorios de ultramar, por obra y gracia de Macron, el Albert Rivera francés. Y Albert Rivera, el Macron español hasta que partieron peras de Grinch, también ha sido protagonista a raíz de un tuit suyo de hace más de seis años que han recuperado en X. Señalaba a los nueve profesores del IES El Palau que fueron acusados de humillar a hijos de guardias civiles tras el 1-O.

Ocho de los casos se archivaron en el 2019. Quedaba uno, que se archivó en noviembre del presente año. TV3 emitió hace cuatro días declaraciones de estos profesores quejándose del trato, lamentando los señalamientos. Uno de ellos, el del expresidente de Ciudadanos, que en todos estos años no se ha disculpado. O al menos, no ha borrado el tuit. Ha tenido tiempo para hacerlo. “Covbarde” le dijo al Gobierno por no abrir expedientes. Valentía es lo que se necesita para disculparse con los profesores.

Rivera es el autor de la frase cuñada “las dictaduras no tienen libertad, pero sí cierta paz y orden”. Los cuñados te recomiendan, no Schopenhauer, pero sí Kant sin ser capaces de mencionar el título de uno de sus libros. Los cuñados no piden perdón, sino kikos cuando no le han llegado gratis a la mesa. Son los que piden que les llenes la copa de vino (¡tinto! ¡sobre todo!), que parece que hay un agujero. Son los que ya habían avisado de las cosas que pasan ahora, como nos dice en esta entrevista.

Con el Cachitos empezará el nuevo año. Será el momento de ver si en su lista de propósitos para el nuevo año, bajo el de ir al gimnasio, incorpora la enmienda. De momento nos desea “un gran 2025”.

Lee también
Etiquetas